Tian Lara, nacido en Barcelona en 1981 es cómico, monologuista, enfermero y anticoach. Tiene más de 1.400 actuaciones en directo a sus espaldas y 11 años en cartelera de teatro alrededor de España con varios espectáculos. Tian en el escenario tiene un estilo rápido y explosivo, con predilección por mezclar temas de actualidad y experiencias completamente reales, sin olvidar la improvisación e interacción con el público. Actualmente, recorre los escenarios con «El Anticoach», junto con Pablo Chiapella, un show que aborda el mundo del coaching en clave de humor e «Historias Increíbles», relatos impactantes y 100% reales que ha ido recopilando a lo largo de su vida. También es uno de los creadores del show de éxito «Vermunólogos», un clásico en la ciudad de Barcelona.
Tian y yo nos juntamos en un bar al lado del Jove Teatre Regina para hablar de las herramientas de las que echa mano para recordar el texto de sus espectáculos.
Brent: ¡Gracias por quedar conmigo, Tian! Ha sido genial escuchar tus monólogos en directo y disfrutar de tu energía en el escenario. ¿Ensayas mucho en casa?
Tian: Antes, sí. Me ponía delante del espejo y hacía los bloques, los monólogos y tal para las caras. Pero con el paso del tiempo, no, no, no. Era como forzado. Porque en el escenario estaba pensando más en el ensayo y no me salía natural lo que quería decir.
Brent: Ah, qué curioso.
Tian: El ensayo en casa o el ensayo sin público no tiene tanto sentido porque sabes que sale mal cuando no hay risas. Hay cosas que te parecen buenísimas en casa y luego en el escenario silencio, silencio, silencio. Te hace gracia a ti solo.
Brent: ¡Vaya pesadilla, pensar que la gente se va a reír a carcajadas y no hay reacción! Aun así, para interiorizar un monólogo y sabérselo al dedillo, hace falta dedicar tiempo a la memorización, ¿no?
Tian: Tengo muy desarrollada la memoria. Confío mucho en el esquema mental. Entonces, sé que tengo esa base allí, que me va a ayudar, que no me voy a perder el hilo. Pero sí que repito el texto mentalmente muchas veces. Puedo repetirlo cuando estoy conduciendo…
Brent: Lavando los platos, duchándote, etc.
Tian: Sí, exacto, sí, sí. Estoy todo el día muchas veces repitiendo textos, sobre todo antes de la actuación, el texto nuevo. Pero luego tengo un método de memorizar un poco peculiar, ¿eh?
Brent: Pues, cuéntamelo con todo lujo de detalles. ¡Para eso nos hemos reunido!
Tian: El método que me ha ido mejor es cada bloque tiene una palabra—por ejemplo, la reencarnación—. Entonces aprendí que lo que más va bien es una palabra, un tema—como la reencarnación—, y marcando mucho con un símbolo de agua, como dos rayas, para que se me quede el esquema mental, los running gags [temas recurrentes], los callbacks [referencias a temas anteriores], estas partes que sí necesitan una conexión con otra, más que nada por si me apetece coger el tema de la reencarnación, saber que tengo que haber dicho otro tema antes, para que tengan sentido. Tengo que respetar el orden porque muchas veces sí que soy un poco caótico.
Brent: Pues, tu método no me parece extraño en absoluto. En la Antigüedad, los grandes oradores griegos y romanos echaban mano de un método parecido. Construían un palacio de la memoria. Ya lo comentaremos más adelante. ¿Tus notas las tienes en papel?
Tian: Últimamente tengo archivos en el móvil, de texto. Como es poco texto, lo apunto bien. Como lo llevo siempre encima, es como mi agenda. Y al principio tenía libretas. Tengo muchas libretas. Tenía una libreta en la mesita de noche, porque muchas veces por la noche es cuando surgen las mejores ideas.
Brent: Bueno, lo parecen, cuando estás medio dormido.
Tian: Pero algunas sí, a veces, y estás allí, quiero dormir ya hasta que no vuelques toda esa información, a veces no puedes dormir.
Brent: Tienes tus bloques, como dices, pero luego te desvías mucho interactuando con el público.
Tian: Esto ahora me encanta, ahora lo disfruto. Al principio, es como una dificultad más añadida. Pero en estos últimos años, incorporar las cosas del público al show es todo un placer recíproco. Yo lo disfruto y la gente lo agradece.
Brent: Efectivamente, la gente queda pendiente de la improvisación. Aun así, no te puedes alargar demasiado porque hay otra materia que cubrir.
Tian: Si voy viendo que va surgiendo comedia improvisada, que me está chupando tiempo, pues mentalmente voy haciendo un esquema de decir que esto lo puedo quitar, esto sí o esto no, que por ejemplo en «Historias Increíbles», hay un video al final de testimonios. Claro, estos tienen que salir.
Brent: Sí, recuerdo que tienes anécdotas sobre tus padres, una chica en una ambulancia y por si fuera poco ¡un amigo que se cree un gladiador reencarnado!
Tian: Esas historias sé que las tengo que contar, sí o sí.
Brent: Bueno, has dicho que tu guion consiste básicamente en una serie de palabras clave. ¿Cómo te acuerdas del orden de esa lista?
Tian: Me suelo acordar por el remate. Entonces el remate mentalmente, el cierre de un bloque, me lleva al otro.
Brent: Es un buen momento para explicar la técnica del Palacio de la Memoria a la que aludí antes. Era común, desde la Antigüedad hasta la Edad Media, asociar una lista de palabras clave a una estructura que tuviera un orden consecutivo, como los negocios en una calle bien conocida. Si tú recordabas que en esa calle había, digamos, primero una farmacia, después una panadería, y luego una zapatería, pues usabas tu imaginación para crear imágenes fantásticas que vinculasen el orden de los temas en tu lista al de los negocios de la calle—tus padres trabajando de farmacéuticos, la chica de la ambulancia tumbada sobre una barra de pan en vez de una camilla, el gladiador reencarnado lidiando con un zapato gigantesco, y así sucesivamente.
Tian: ¡Ah, muy interesante! Esto no lo sabía. Pero a veces pasa que por cómo está yendo el show, en el cierre del remate en ese momento, o habla alguien, o sale otro tema y no me acuerdo qué bloque iba después.
Brent: ¡Qué inquietante! Entonces, ¿qué haces?
Tian: Tengo como algunos bloques de auxilio, de reserva. Sé que funcionan, los tengo memorizados ya, los digo en piloto automático.
Brent: Ah, y los puedes intercalar.
Tian: Tengo trocitos pequeños, pequeñas capsulitas que sé que tienen premisas no muy largas y el remate que funciona. Los uso para mientras estoy diciéndolo en piloto automático y voy recuperando lo que venía después. Me voy agarrando al hilo otra vez. Me he perdido por la calle, buscando la farmacia.
Brent: ¡Ja ja ja! Lo importante es que la encuentres. ¿Qué suele suceder después?
Tian: A veces, cuando vuelvo en sí, la gente se está riendo y yo pienso, ¿de qué reís? Lo he escupido de manera automática el bloque, y claro ya lo tengo tan interiorizado que las palabras van solas y a lo mejor vuelvo en sí con las risas y digo, vale, ha ido bien. No os habéis dado cuenta de que me he perdido. Pero ya tengo el otro bloque y ahora sí que estoy en el camino. Y ese otro es lo que me lleva al otro.
Brent: Efectivamente, estás en el camino, o la calle. Y la farmacia te lleva a la panadería, etc. Sin embargo, tu monólogo no es un soliloquio fijo como «ser o no ser» de Hamlet, aunque me imagino que habrá un guion original, con los temas desarrollados.
Tian: Del texto literal solo tengo escrito tal cual lo que tengo que registrar en la propiedad intelectual. Derechos de autor y todo esto. Porque estoy obligado. Tuve que registrar la obra «El Anticoach», tal cual, todo el texto. También en la Sociedad General de Autores y Editores. Son trámites legales. Lo que pasa es que, bueno, lo que registré como propiedad intelectual no tiene nada que ver con el último show.
Brent: Sí, el contenido ha cambiado casi por completo, ya que cada semana vas agregando y restando cosas según la marcha del show y la participación del público.
Tian: Es como que hacer siempre el mismo texto me aburre, cada semana con el mismo tema…
Brent: Es comprensible. Eres como un profesor en el aula que necesita introducir cambios para que nadie se aburra, ni él ni los alumnos. A propósito, si debido a la improvisación y comentarios imprevistos, los bloques tienen que estar organizados de una manera lógica y concreta.
Tian: Lo mejor que me funciona, por ejemplo en «El Anticoach» o «Historias Increíbles» es, el primer día, antes del primer show, con antelación, hice en una hoja, una escaleta, con palabras clave, con los remates y el orden del show. Y a esa hoja le hice una foto con el móvil y me duró cuatro años.
Brent: ¡Cuatro años! ¿Incluso con todos los cambios que habías introducido?
Tian: Llegó un punto en que la tuve que renovar porque que había hecho demasiados cambios. Hay cosas que han cambiado totalmente. Hay bloques que jamás hice. Pero esa estructura del primer día se queda aquí (en la cabeza). Incluso las correcciones ya directamente mi mente va a ese dibujo y digo, bueno, voy a la farmacia, en plan romano, uno, dos tres, cuatro, cinco, seis.
Brent: Y las cosas siguen su cauce. Pero lo que más suele cambiar es el principio, ¿verdad?
Tian: Sí, porque el principio es como lo intento que sea como más dinámico, como más actual, de documentar alguna cosa de la actualidad, o dejo una puerta más abierta a la improvisación. Luego cuando ya empiezo con el bloque, ya es uno, dos, tres, etc.
Brent: Cuéntame más sobre tu escaleta. Tengo entendido que desde tus años en el cole, usabas este formato y una especie de «bolígrafo mágico».
Tian: Sí, el mismo que uso ahora, con palabras clave y sobre todo, colores. El típico bolígrafo de cuatro colores. Este bolígrafo me ha acompañado siempre, tanto en el colegio como en la universidad como en los espacios donde hago comedia. Entonces iba cambiando de color, los títulos con un color, colores y formas geométricas, título principal encuadrado en rojo, por ejemplo.
Brent: O un círculo dibujado alrededor de una palabra.
Tian: Exacto. Iba bajando y los temas dentro de ese título en verde, luego algo que me describía ese tema en azul, azul como el color neutro. Luego iba abajo con el negro, rojo y el verde. Es con formas geométricas y colores, sí, sí. Y a lo mejor con el móvil hago una foto de la escaleta con los colores y es como que me acuerdo. Hacía algunos pequeños dibujos en el colegio, minúsculas y mayúsculas, encuadrar.
Brent: Tu método me hace pensar en las ilustraciones de Ramón Llull, un filósofo mallorquín del siglo XIII. Se le conoce como el padre de la arquitectura de la información aunque la verdad es que desarrollaba su arte con fines proselitistas, no humorísticos. También se esmeraba por elaborar dibujos de este tipo en apoyo a la memoria—una escaleta con palabras encuadradas y monigotes. Los colores vinieron después. ¡La tuya es una técnica milenaria!
Tian: En el móvil apunto mucho, pero hasta que no lo pases a mano, la palabra no se plasma.
Brent: Claro, la mejor manera de empollar antes de un examen es volver a pasar los apuntes a mano.
Tian: También, tengo lo que grabé en televisión, que te exigen también el guion. Tengo grabadas todas mis actuaciones de los últimos once años. Es como mi nube, diez discos duros enteros.
Brent: Por cierto, ¿tienes un método para actualizar el contenido?
Tian: Bueno, cuando quiero refrescar de vez en cuando pongo algún video mío de hace un par de o tres años para ver si he mejorado, y para ver temas que a lo mejor no recuerdo. Tengo notas enterradas con palabras clave, sale un tema ahí que pone cualquier cosa, como de ambulancias. Lo vuelvo a refrescar, y vuelvo a poner la palabra clave ambulancia en mi lista de notas por prioridad.
Brent: Tu forma de integrar a la gente parece muy espontánea, natural y—más importante todavía—controlada. Seguramente en algún momento algún espectador se ha puesto borde.
Tian: Durante la pandemia, la gente estaba peor. Yo también. Todo el mundo estaba peor, como más sensible. Entre las medidas sanitarias y todos los medios de comunicación, toda la información, de caos, de instrucción, la gente a nivel anímico estaba muy sensible, necesitada de risas, pero muy inestable. Entonces, sobre todo pasó en esa época que venía al teatro gente que no eran del teatro.
Brent: ¿Para escaparse de casa?
Tian: No, porque los bares estaban cerrados. Una época considerable durante meses en que los teatros podían abrir, pero los bares no, o los bares podían abrir muy poco horario, entre ellos los café teatros con barra. Entonces, hay gente que usaba los teatros porque quería salir a beber alcohol y hablar, no por el show. Pues claro, esto no es público del teatro. Y había gente que no se sabía comportar.
Brent: Madre mía. Suena difícil. Esto seguramente te habría cabreado.
Tian: Quiero que la gente acabe riendo y aplaudiendo. Lo que me enciende más es cuando la gente del público ya que no me comente cosas a mí, sino que no deje escuchar el espectáculo al resto, a los que están a su alrededor. Que veo que hay gente muy incómoda por culpa de la falta de respeto y empatía. Gente que paga una entrada y no puede ver el espectáculo porque hay una persona que quiere llamar la atención.
Brent: ¿Y qué haces?
Tian: Entonces yo voy viendo la situación, voy asimilándola, pero me enciendo. Me enciendo por el resto del público, no por mí. Estoy trabajando. Pero llega un momento en que, claro, si no para esa persona, hago las pautas para dominar hecklers.
Brent: ¿Cómo sabes si la cosa saldrá según tus deseos?
Tian: Bueno, hice varios cursillos, uno con Luismi García, un cómico de Comedy Central, y me enseñó bastante, a cómo actuar con un heckler.
Brent: ¿Cuáles son algunas estrategias para hacer que los hecklers se callen?
Tian: Una de las técnicas para intentar controlar a los hecklers es parar y preguntar ¿cómo te llamas? Que te digan su nombre es como marcar. Sé cómo te llamas. Se dirige a mí y me voy a dirigir a ti por tu nombre, un poco psicológico, ¿no? Incluso suavizar la situación con comedia y hacer que el resto de la gente aplauda a esa persona para que se sienta mejor.
Brent: Parece una experiencia difícil. Háblame de una con final feliz.
Tian: Estaba haciendo «El Anticoach» en Madrid. Salgo al escenario. Dije lo que digo al principio, que es «hay gente, que no está mal para ser un día de mierda». Un señor en primera fila dice, «si empiezas con palabrotas, me voy».
Brent: ¡En serio!
Tian: Lo empecé a intentar incluir en el show para suavizarlo. Lo que hacía era que cada vez que decía una palabra malsonante lo miraba a él, ¿esta sí? O la cambiaba por otra palabra cursi. Si alguien repetía una palabra como «polla», yo decía perdona, es que está este hombre la censura en persona. Pene, ¿puedo decir pene? ¿Pajarito? Sobre la palabra «puta» dijo «eso no me ofende, solo las cosas que me dan asco». Fue cuando me di cuenta de que el señor no estaba del todo bien. Resulta que era un paciente psiquiátrico.
Brent: Eso puede ser peligroso, ¿no? Meterte con un enfermo mental de reacciones imprevisibles…
Tian: Tenía experiencia trabajando de enfermero. Y él tenía la cuidadora al lado. Fue muy divertido porque cuando descubrí que era paciente psiquiátrico, yo le dije a la cuidadora que podía habérmelo dicho antes, ¿no? Fui tirando, pero con continuas referencias a él porque la gente no olvidaba eso. Conseguí meterlo en el show, y hubo otra chica que salió y dijo una cosa fuera de lugar y él dijo, «esta noche ella ingresa en mi hospital». Así es cómo se cerró el ciclo y la gente aplaudió y fue una victoria en común, para todos.
Brent: A fin de cuentas, fue como un obsequio que condujo a más chistes.
Tian: Sí, sí. En la comedia una de las partes que más se me ha quedado marcada es que no hay error. Que parezca que está preparado el error. Es magia, es una de las partes que más me gusta, de poder salir y quemar la cuarta pared.
Brent: ¿Cómo borras esas evoluciones de la noche anterior?
Tian: A veces no las borro, sino que las incorporo a lo mejor al siguiente, para ver qué tal. Eso me ha pasado con «El Anticoach». Por ejemplo, una chica que llega una hora tarde porque se quedó encerrada en el ascensor. Descubrí, al cabo de seis meses, que desde ese día la mencioné en cada show. Y ahora creo un ranking de la gente que llega más tarde. El último show recoge lo mejor de los anteriores. Es como un monstruo que se va formando, de todas las temporadas de «El Anticoach». Los bloques incluso que veía que funcionaban menos se van diluyendo por el camino, se van quedando sin tiempo.
Brent: Y los vas eliminando. En «El Anticoach», te burlas de la idea de que alguien quisiera salir de su zona de confort. Tú sí que tienes claro que tu zona de confort es el stand up y a regañadientes te alejas de allí.
Tian: El formato en que he escrito yo el texto me da una libertad, es mi lugar. Es el sitio donde disfruto. Cuando me obligan a ensayar mucho, a memorizar, palabra por palabra, lo paso mal. En el stand up sé que tengo una premisa, un tema, una palabra clave, y tengo que llegar hasta el remate. Puedo hacerlo como quiera.
Brent: O sea, que nunca has hecho teatro en reparto.
Tian: A veces he hecho alguna cosilla, que tengo que tener un guion cerrado, que no me puedo salir de ahí, que no puedo improvisar, y allí sí que sufro. Hice alguna gala de presentador y tenía que memorizar textos que no había escrito yo. Entonces, el guion me lo pasaron y dije para mí que no tenía ningún tipo de gracia y no tenía ilusión por decir eso.
Brent: ¿Y te dejaron hacer cambios?
Tian: Pregunté, perdona, ¿puedo adaptarlo? No, es que los patrocinadores… Salió bien pero no lo disfruté. Ellos se quedaron contentos, pero yo… Presenté e hice la función, pero vi que no era mi territorio. Cuando me han pedido que haga más cosas de estas, he dicho que no.
Brent: Hombre, jamás digas de esa agua no beberé. A ver si algún día se te acerca una empresa que acepte tu oferta de adaptar el guion. Bueno, ya es hora de que vayamos terminando. Ibas a contarme algo sobre una nueva práctica que te ayuda a dar rienda suelta a tu imaginación.
Tian: Una práctica que se me está yendo muy bien se llama la psicoescritura. Mucha de la comedia última que estoy escribiendo sale de allí, de escribir sin pensar, sin censura. Me siento, hoja en blanco, no sé lo que voy a escribir. Dicen que la mente periférica, la mente que está más influenciada por la censura y por las creencias, todo esto, no se suele meter mucho allí, le cuesta. Allí trabaja más libre la mente base que es la buena, en teoría la más creativa.
Brent: Así que te libera un poco de la autocrítica. ¿Y qué haces después con las hojas?
Tian: Lo guardo todo, cierro y ya lo miraré. Al cabo de una semana vuelvo a abrir, vuelvo a leer el texto, mira, este chiste, este remate, este tema, puedes sacar premisas, y lo pruebo en café teatro.
Brent: El ejercicio de la psicoescritura, ¿quién te lo enseñó?
Tian: Vi algún video de gente que lo hacía. No había un sitio concreto. Esto de escribir sin pensar nunca lo había hecho y me está gustando. Da resultados muy positivos. Por lo visto, es una práctica que han usado pintores, escultores, compositores, …
Brent: Y hasta cocineros, me imagino.
Tian: Sí, sí. Y hay gente que la usa ya para hacer alguna consulta. También para resolver alguna duda, como un médium. ¿Me puedo comprar la casa? ¿Debería hacer esta inversión?
Brent: Vaya, eso sí que es otro nivel, como si se tratase de una sesión de espiritismo. Bueno, Tian, has sido súper generoso con tu tiempo y tu experiencia. Gracias por compartir aun más de tu vida con el público.
Tian: Gracias a ti, Brent. ¿Podrías desatarme ya de la silla? Mi familia debe estar preocupada. ¡Todo un placer, de verdad!